En la zona de El Corredor Seco, en Nicaragua se ha producido una pérdida de las cosechas de entre el 30 y el 70% en Nicaragua, y de entre el 70 y el 100% en Guatemala
La consecución de periodos secos en los últimos años, con la consiguiente pérdida de las cosechas, junto con el descenso en la disponibilidad de trabajo temporal en las plantaciones de café, han puesto en jaque la economía y alimentación de las familias campesinas asentadas en el Corredor Seco centroamericano
Durante los últimos tres años (2012, 2013 y 2014) las precipitaciones han sido un 20% inferiores al promedio registrado entre los meses de enero y julio, lo que se traduce en pérdidas superiores al 60% en la primera cosecha del año. “Esto ha ocurrido de forma consecutiva en los tres últimos años, lo que implica un notable descenso de las reservas familiares de granos básicos”, señala Miguel Ángel García, director país de Acción contra el Hambre en Centroamérica.
La sequía de 2014 tendrá un mayor impacto en las condiciones de vida de las familias vulnerables asentadas en el Corredor Seco, porque se ha visto precedida por tres periodos de sequía, que disminuyeron las reservas de granos básicos. Al mismo tiempo, el segundo pilar para subsistir de estos hogares, el trabajo como jornaleros en plantaciones de café, se ha visto afectado por el descenso de la producción originada por una enfermedad fúngica (roya) de los cafetales.
Se prolonga la estación de las “tortillas con sal” La distribución a lo largo del año de las labores agrícolas y los trabajos de temporada determinan un ciclo de disponibilidad de alimentos e ingresos económicos que en años normales a duras penas cubren las necesidades básicas familiares. “Los hogares dedicados a la producción de granos básicos cultivan ante todo con fines de consumo familiar y solo comercializan cuando hay excedentes o necesidades no alimentarias apremiantes. Para completar sus ingresos suelen recurrir a la emigración temporal para trabajar como braceros en la recolección de café o caña de azúcar en plantaciones de medio y gran tamaño. Este trabajo se desarrolla entre los meses de octubre y marzo”, afirma Miguel Ángel. El periodo crítico en el que los ahorros suelen agotarse y las despensas de alimentos pueden llegar a su fin es el comprendido entre los meses de julio y agosto. Estos son los meses del hambre estacional o de las tortillas con sal, como lo llaman los indígenas mayas chortís del Departamento de Chiquimula, en Guatemala. “Este año nos encontramos con que, por un lado, el periodo de hambre estacional se está prolongando y, por otro, que los mecanismos habituales de supervivencia como es el trabajo en los cultivos de café no van a poder ponerse en práctica, lo que deja a estas familias en una situación de gran vulnerabilidad”.
Guatemala, sin cobertura sanitaria Por primera vez en años, se ha interrumpido la prestación servicios de salud básica en el área rural de numerosos municipios. Estos servicios son efectuados por ONG locales subcontratadas por el Ministerio de Salud, que ha visto cómo sus presupuestos anuales ya se han agotado. En consecuencia un gran número de comunidades han dejado de estar cubiertas por los programas de vacunación obligatoria, vigilancia nutricional, suplementación a mujeres embarazadas o entrega de alimento terapéutico a niños/as desnutridos severos bajo tratamiento domiciliario. “Esta situación es un gran factor de riesgo en la actual situación de sequía, con un impacto potencial en el estado nutricional de niños/as de familias vulnerables. Un escenario que podrá a prueba los avances locales y nacionales destinados a garantizar la seguridad alimentaria y nutricional de los grupos de población centroamericanos más vulnerables”, concluye Miguel Ángel.
En este contexto, los equipos de Acción contra el Hambre colaboran con los servicios de salud locales para identificar los casos de niños y niñas en situación de desnutrición aguda. La labor de seguimiento nutricional en comunidades vulnerables se acompaña con la prestación de ayuda a familias y centros de salud, para que estos puedan tratar los casos de desnutrición infantil diagnosticados. Al mismo tiempo, debido a la pérdida de cosechas y a la ausencia de otras fuentes de ingresos económicos, Acción contra el Hambre tiene previsto poner en marcha obras de interés comunitario como arreglo de caminos, reforestaciones, o mejoras en sistemas de abastecimiento de agua, a través de los cuales proporcionar empleo temporal a los integrantes de familias que de forma más intensa se han visto afectados por la sequía.
Acción contra el Hambre es una organización humanitaria internacional e independiente que combate la desnutrición infantil a la vez que garantiza agua y medios de vida seguros a las poblaciones más vulnerables. Intervenimos en más de 45 países apoyando a más de nueve millones de personas. Nuestra visión es un mundo sin desnutrición; nuestro primer objetivo, devolver la dignidad a quienes hoy viven amenazados por el hambre
Más Información y entrevistas con portavoces:
Acción contra el Hambre Alicia García / Carlos Riaza: 91 771 16 63 – 609 018 735 / 608 788 320 www.accioncontraelhambre.org
