Fuente: Siglo XXI
El Gobierno mantiene programas para combatir la desnutrición infantil en 166 municipios, pero en opinión de Mariko Kagoshima, representante adjunta del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en Guatemala, hace falta ampliar el presupuesto destinado a la niñez y dar seguimiento a las acciones contra el hambre.
¿Qué es lo que más le preocupa de la desnutrición en Guatemala?
Estamos preocupados porque la cifra de desnutrición crónica no baja. Antes no había una evaluación científica y continua; ahora hay mediciones y cifras en las que podemos confiar. En Guatemala debe bajar este problema de desnutrición, y es meritorio que haya 166 municipios identificados donde ya se está interviniendo.
¿Qué otras acciones debe emprender el Gobierno para bajar el índice de desnutrición?
Nuestra preocupación es que siga siendo prioridad nacional este tema, porque Guatemala está entre los países más afectados por este flagelo, y es preocupante. Guatemala es el peor país de América Latina con desnutrición crónica y en el ámbito mundial ocupa el quinto lugar.
Esperamos que la desnutrición infantil siga siendo un tema de agenda nacional, y es positivo que se esté haciendo una evaluación del trabajo que se realiza.
¿Qué estadísticas maneja Unicef respecto a la desnutrición crónica en Guatemala?
Que es casi la mitad de los niños la que la padecen en todo el país, la Unicef está trabajando de la mano de la Sesán, el Ministerio de Salud y el Gobierno. El 50% de los niños tienen este problema y 66% de los niños indígenas lo padecen. Hablaríamos de 1 millón 300 mil niños con desnutrición crónica. Pero vemos que el Gobierno está tratando en mejorar la estadística a la baja.
¿Qué fenómenos son recurrentes para que prevalezca la desnutrición crónica?
La desnutrición crónica es el reflejo de la desigualdad que hay entre las personas en cuanto a las condiciones de vida. Falta mejorar las condiciones de higiene porque las actuales no ayudan, no se les puede dar agua contaminada a los niños, falta concienciar a las madres de darles leche materna a los niños hasta los seis meses.
¿Qué planes tiene Unicef para Guatemala?
Seguiremos apoyando y trabajando con la Sesán y el Ministerio de Salud, en los protocolos y reglamentos. La idea es crear condiciones para el desarrollo.
Lo ideal es que las madres tengan acceso al control prenatal y nutrientes, entre otros aspectos. Deseamos que haya presupuesto para ello y que se siga asignando fondos, porque para la niñez no hay mucho. La inversión social está muy baja y hay que ampliar el presupuesto para apoyar la desnutrición.
¿Le parecen adecuados los programas que implementa el Gobierno?
Sí. El Pacto Hambre Cero es una colaboración interinstitucional en la que hay varias entidades que trabajan de manera afín. Se han priorizado 166 municipios y es bueno empezar por estas áreas.
¿Cuál es la petición de Unicef al Gobierno?
Que se amplíe el presupuesto y que siga el mismo enfoque en combatir la desnutrición, porque ya no puede haber tantos niños con este flagelo en Guatemala.
Daños por sequía
El Programa Mundial de Alimentos (PMA), por medio de su representante en Guatemala, Mario Touchette, calcula que “unos 61 mil hogares están en inseguridad alimentaria moderada-severa con la llegada de la temporada de escasez de alimentos o de hambre estacional más crítica (de julio a septiembre)”. Dicha situación aumenta por la sequía y el fenómeno El Niño, indica el PMA, al señalar que se requiere de unos $10 millones para cubrir las necesidades de las familias. Gustavo García, secretario de la Gobernación de El Progreso, indica que la siembra de maíz y frijol en el llamado Corredor Seco está perdida, y considera que en dicho departamento no menos de 800 familias estarían afectadas.
