Prefacio del Director Ejecutivo
Acción Humanitaria para la Infancia 2013
A primera vista, Fatima aparentaba tener unos 4 o 5 meses. Pero, en realidad, acababa de cumplir su primer año de vida. Estaba entre los 126.000 niños con desnutrición aguda grave tratados en uno de los 425 centros nutricionales establecidos por el Ministerio de Salud de Chad en 2012 como parte de la expansión de la atención en todo el Sahel. Se llegó a cientos de miles de niños con la atención necesaria para salvar sus vidas. Tristemente, no se pudo llegar a otros muchos.
Cada día que pasaba, crecía la sonrisa de Rabab Mohammed Saleh, de 14 meses, y su cuerpo se hacía un poco más fuerte. Estuvo en el centro de alimentación terapéutica del Hospital Al-Sabaeen en Sana’a, Yemen, donde recibió tratamiento contra la desnutrición. Rabab vive con su madre soltera y sus 10 hermanos supervivientes. Otros cuatro murieron. En Yemen, casi un millón de niños sufren desnutrición aguda; más de 250.000 padecen desnutrición aguda grave y viven, cada día, con el fantasma de la muerte.
En el destartalado campo de refugiados de Za’atari, cerca de la frontera entre Jordania y la República Árabe Siria, Tabark, de 12 años, retomó sus clases en una nueva escuela de emergencia. Su sueño es ser profesora de árabe. Más de 47.000 niños sirios refugiados en países vecinos y 23.000 dentro de la República
Árabe Siria se han beneficiado de los programas de educación en emergencias, mientras que las iniciativas para proteger su bienestar psicológico han llegado a 32.000 niños en la República Árabe Siria y a 42.000 en países vecinos. No obstante, para muchos niños la educación y la protección se convierten en víctimas de la crisis.
Estos son sólo algunos de los cientos de niños valientes que he conocido durante viajes a terreno en los últimos 12 meses.
Acción Humanitaria para la Infancia 2013 pone de relieve los retos que afrontan niños como Fatima,
Rabab y Tabark en situaciones humanitarias de todo el mundo. El documento identifica el apoyo que es necesario para ayudar a estos niños a sobrevivir y salir adelante. Y lo que más importante, muestra los resultados que nuestros aliados y nosotros hemos logrado, y debemos esforzarnos por lograr, para los niños más necesitados.
Por ejemplo, en 2012, en colaboración con gobiernos nacionales, organizaciones de la sociedad civil y otras agencias de Naciones Unidas, se planificó que UNICEF tratara a 850.000 niños (de un total estimado de 1.100.000) menores de 5 años con desnutrición aguda grave en el Sahel, a pesar de que el conflicto en Malí empeoraba y provocó una crisis de refugiados en los países limítrofes.
Cada vez más, tratamos de hacerlo con un ‘reflejo de resiliencia’, en el sentido de fortalecer la capacidad de los centros de salud y de las comunidades y familias de cara al futuro. Por otro lado, en Pakistán, 109.000 niños y mujeres afectados por las inundaciones y la inseguridad pudieron acceder a servicios de protección, rehabilitación y ocio, así como a una educación en habilidades para la vida cotidiana, a través de los Servicios Comunitarios de Emergencia y Aprendizaje para la Protección. (PLaCES en sus siglas en inglés)
La respuesta humanitaria no es menos importante en aquellas partes del mundo que no captan la atención de los medios de comunicación. En los estados del Nilo Azul y Kordofán del Sur, en Sudán, el conflicto ha llevado a más de 210.000 personas, de las cuales más de la mitad son niños, al otro lado de la frontera, a los vecinos Sudán del Sur y Etiopía, mientras que alrededor de 695.000 se han desplazado dentro del propio país o se han visto gravemente afectadas. En la República Democrática del Congo, donde hay 2,4 millones de personas desplazadas, el número de niños gravemente desnutridos llega al millón.
A nivel mundial, seguimos mejorando nuestra capacidad de respuesta a las emergencias humanitarias. Hemos establecido nuevos estándares en los procedimientos operativos para orientar los esfuerzos de UNICEF en los casos de emergencias a gran escala, así como procesos para un mejor cumplimiento de nuestras responsabilidades de coordinación de grupos sectoriales (clusteres) y sectores en el amplio sistema humanitario. Además, hemos prestado apoyo al desarrollo de la Agenda Trasformadora del Comité Permanente Inter-Agencias.
A la vez que nos esforzamos por conseguir mejores resultados para aquellos con necesidades urgentes, también somos conscientes de la importancia de medir esos resultados y de identificar los cuellos de botella para alcanzar un mayor progreso.
Estos resultados son posibles gracias a las generosas contribuciones de los donantes que siguen apoyando la acción humanitaria de UNICEF incluso en tiempos de austeridad fiscal.
La financiación previsible y flexible sostiene programas como los descritos anteriormente y nos permite actuar de manera rápida en el lugar y el momento en que se produce una crisis.
Podemos conseguir resultados para los niños que se encuentran en entornos difíciles y en emergencias complicadas. Fatima puede recuperarse de la desnutrición aguda grave; la salud de Rabab mejorará; Tabark puede seguir yendo a la escuela. Juntos, podemos dar a todos los niños en situaciones humanitarias no sólo los instrumentos necesarios para recuperarse sino también para desarrollar su potencial, alimentar sus talentos y contribuir al crecimiento de sus naciones.
Anthony Lake
Director Ejecutivo de UNICEF
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